En la consulta de Traumatología del Doctor Lara en Sevilla y Huelva disponemos de los tratamientos más novedosos para tratar la artrosis de rodilla. Abarcamos el tratamiento desde el punto de vista farmacológico, fisioterapia y readaptación, infiltraciones con aplicación de ácido hialurónico y plasma rico en factores de crecimiento y si el caso lo precisara la implantación de PRÓTESIS DE RODILLA como explicaremos a continuación.
La rodilla es una de las articulaciones del cuerpo humano en la que con más frecuencia se desarrolla artrosis, ya que es una articulación de carga que tiene que soportar a diario el peso del cuerpo al permanecer de pie, subir escaleras, andar o correr.
La artrosis de rodilla o gonartrosis es una enfermedad crónica que se caracteriza por el deterioro paulatino del cartílago de esta articulación . Este desgaste se traduce en aparición de dolor cuando se realiza una actividad física, incluso para caminar y permanecer de pie, así como a la deformidad progresiva de la rodilla.
¿Por qué se produce?
Hay una artrosis de rodilla de causa desconocida. La llamamos artrosis de rodilla primaria. La salud del cartílago articular depende de unas células que hay dentro de él, los condrocitos y del hueso en el que se apoya, el hueso subcondral.
Una alteración de los condrocitos y del hueso subcondral conduce a la pérdida de las propiedades de resistencia a la presión y elasticidad del cartílago, que se va deteriorando y adelgazando.
La artrosis está relacionada con el envejecimiento, ya que es una enfermedad propia de la gente mayor de 50 años. Probablemente ciertos condicionantes genéticos aún no aclarados conducen a que algunas personas desarrollen, a partir de determinada edad, cambios degenerativos en el cartílago articular. Otras veces la artrosis de rodilla se produce como resultado de una lesión o anomalía previa de la articulación. Es lo que se conoce como artrosis de rodilla secundaria. Se observa tras lesiones de los meniscos, de los ligamentos o del hueso articular, tras fracturas óseas intraarticulares, en articulaciones que están siendo sometidas a un sobreesfuerzo importante (deportistas, obesos), o de personas con alteraciones en la longitud de los miembros inferiores o del alineamiento de la rodilla.
SÍNTOMAS
La artrosis de rodilla se manifiesta inicialmente con dolor tras realizar alguna de estas actividades: estar mucho tiempo de pie o caminando, subir y bajar escaleras, caminar por terrenos irregulares o levantarse de una silla. Conforme avanza la enfermedad, cada vez duele antes al comenzar a caminar o al estar de pie. Tras estar un rato sentado el paciente nota rigidez y dolor al intentar levantarse
A veces la rodilla aparece inflamada y caliente. Esto ocurre ocasionalmente porque la membrana sinovial produce líquido sinovial en exceso y por eso la rodilla aparece tumefacta.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
La artrosis se diagnostica mediante la realización de una adecuada historia clínica –entrevista con el paciente–, una exploración de las articulaciones y la petición de radiografías.
Ocasionalmente es necesario extraer el líquido articular que se haya acumulado dentro de la rodilla para analizarlo, cerciorarse de que sus características son las que cabría esperar en la artrosis, y, sobre todo, descartar enfermedades articulares por cristales microscópicos, que pueden manifestarse clínicamente de forma muy parecida a la artrosis.
No hacen falta análisis especiales de laboratorio para diagnosticar la enfermedad aunque pueden ser necesarios algunos exámenes para descartar otros procesos que pueden simular una artrosis de rodilla y para asegurar que se pueden dar las medicinas con escaso riesgo para el organismo.
La artrosis no puede diagnosticarse exclusivamente mirando una radiografía, porque a partir de cierta edad la mayoría de la población tiene signos artrósicos en las radiografías. Sin una entrevista y exploración física adecuadas no será posible diagnosticar correctamente la enfermedad.
TRATAMIENTO
Se basa en una serie de medidas que se deben tener en cuenta:
– Control o pérdida de peso si existiera obesidad. Dieta y vida saludable
– Fisioterapia dirigida a la mejora del dolor e inflamación, movilidad adecuada y posterior realización de ejercicio individualizado según las características del paciente. Prescripción de ejercicio adecuado acorde al paciente.
– Tratamiento farmacológico: los analgésicos y los antiinflamatorios no esteroideos ayudan a aliviar el dolor y reducir la inflamación. La idea es limitar su uso en el tiempo para evitar efectos secundarios no deseables.
– Ayuda con el uso de un bastón si fuera necesario, para descargar el peso del cuerpo sobre la rodilla.
-Tratamientos locales: Algunos productos administrados dentro de la articulación mediante una infiltración producen un notable alivio sintomático. Estos productos son los corticoides (con sus ventajas y desventajas que le debe explicar su traumatólogo) y el ácido hialurónico según criterio del especialista. Puedes leer más sobre las infiltraciones de ácido hialurónico en Información sobre ácido hialurónico
-Los tratamientos de tipo biológico como el plasma rico en factores de crecimiento o plasma rico en plaquetas (PRP). Es una novedosa técnica de regeneración celular que se utiliza para acelerar la curación de lesiones musculares, tendinosas y de múltiples tejidos. El PRP se obtiene de la propia sangre del paciente, la extracción de la misma y su posterior centrifugación permiten obtener una muestra con una concentración mayor de plaquetas que serán activadas para que liberen los factores de crecimiento que estimulan y favorecen el proceso de regeneración y reparación del tejido lesionado.
POSIBILIDADES QUIRÚRGICAS
A veces, a pesar de todas las medidas terapéuticas reseñadas en los párrafos anteriores, la artrosis de rodilla puede seguir un curso inexorable hacia la destrucción prácticamente completa del cartílago hialino. En estos casos diferentes técnicas quirúrgicas como las osteosíntesis o la implantación de prótesis articulares, restaura la capacidad funcional y reducen notablemente el dolor. Disponemos de varios modelos de PRÓTESIS DE RODILLA según las características individuales de cada paciente.En base al estudio previo, edad del paciente, expectativas de mejora … el Doctor Lara explicará tipo de prótesis para implantar en cada caso.
¿Cómo es el postoperatorio de la prótesis de rodilla?
En el caso de someterse a la intervención quirúrgica de rodilla, en la actualidad los protocolos están dirigidos para una estancia hospitalaria de menos de 72 horas: si se ínterviene un lunes por la mañana un paciente el miércoles por la tarde es probable que esté en su domicilio pudiéndose desplazarse con ayuda de muletas o andador. A los 14-21 días de media se le retirarán las suturas de herida para poder ampliar su recuperación con mejor movilidad, tono muscular y andar más distancia de forma progresiva. Si la evolución es favorable en 4-6 semanas no precisará ayuda con andador ni muletas para desplazamiento en distancias cortas. Cada caso es indivual y hablamos siempre de forma genérica ya que estos plazos se pueden alargar o acortar según carácterísticas individuales.
Recomendaciones generales:
– Caminar (evitando marchas prolongadas y fatiga) en superficies regulares y con calzado adecuado para recuperar la masa muscular y disminuir el peso corporal.
– Realizar ejercicios posturales, y de ser necesario apelar a ayudas ortésicas.
– Evitar la inmovilidad que puede acelerar y empeorar el curso clínico
– Las contracturas establecidas requieren ejercicios intensos u otras medidas ortopédicas.
– Usar calzado normal y deportivo con buena sujeción para el talón y el arco longitudinal, se puede modificar con el uso de plantillas para ajustarlo a las necesidades individuales y suele ser muy útil.
– Evitar los asientos bajos o reclinables de los que resulta dificultoso levantarse.
– No cargar grandes pesos pero continuar con su vida normal física y laboral.
– El paciente con artrosis es un enfermo crónico, tendrá características especiales que lo diferencian del resto de la población. Padecerá dolor siempre de mayor o menor intensidad. Limitación funcional discreta o invalidante, cambios notables del carácter, depresión, autocompasión o dependencia.