Los meniscos son estructuras que encontramos en la articulación de la rodilla formadas por fibrocartílago . Funcionan a modo de almohadillas, favorecen la congruencia articular y distribuyen las fuerzas de carga que se ejercen en la rodilla, amortiguando el impacto entre la tibia y el fémur y evitando el contacto y rozamiento entre ambos huesos.
En el caso de la rodilla hay un menisco en la parte interna y otro en la parte externa. Se encuentran adheridos justo al borde del platillo tibial aumentando así la superficie articular entre el fémur y la tibia, favoreciendo la movilidad de la rodilla.
El menisco interno tiene forma semilunar, más abierto que el externo que es casi circular, y es el que se rompe con mayor frecuencia porque está unido a la cápsula articular y tiene menor libertad de movimientos que el menisco externo.
Al no ser anillos cerrados, los extremos o cuernos de cada menisco quedan uno delante (cuerno anterior) y otro detrás (cuerno posterior) al sentido de la rodilla.
Causas de una rotura y sus tipos
La rotura de menisco es una de las lesiones más frecuentes en la articulación de la rodilla y se puede producir por diversas causas:
- Traumática: causada por un impacto, ya sea directo o indirecto.
- Degenerativa: a causa del deterioro progresivo con los años.
- Mecánica: debida a malas posturas, y en consecuencia un mal funcionamiento.
En numerosas ocasiones las roturas meniscales se producen en gente joven, realizando deporte (futbol, esquí…). El movimiento que produce el daño en el menisco suele ser un movimiento brusco de rotación con la pierna apoyada en el suelo o un movimiento de flexión excesivo. También existen roturas degenerativas, roturas que se producen en adultos mayores con deterioro progresivo de los meniscos que tras gestos simples como arrodillarse, ponerse en cuclillas o levantar algo pesado, se produce la rotura.
Las roturas de menisco no son todas iguales. Por eso se clasifican en diferentes tipos, según sean completas o incompletas y según la zona del menisco que se haya roto: en base a esto tendrá un tipo de tratamiento . El quiste meniscal se asocia generalmente a una rotura horizontal en la que el centro del menisco va degenerando y termina expulsando el contenido hacia el lateral formando el quiste.
Síntomas de una rotura de menisco
Sabemos que hay distintas causas y tipos de rotura, por lo tanto los síntomas serán muy variables. Incluso la misma lesión puede dar lugar a distintos síntomas por muchos otros factores. Los síntomas más frecuentes son:
- Chasquido y dolor en la zona meniscal, en el momento que se produce la lesión.
- Inflamación de la rodilla en mayor o menor medida. Derrames articulares.
- Bloqueo de la articulación.
- Dolor al realizar los movimientos de flexión y extensión, sobretodo en el rango final del movimiento.
- Dificultad para moverse después de permanecer sentado durante un tiempo prolongado.
El dolor en muchas ocasiones es difícil de definir en una zona, aunque puede ocurrir que se localice con mayor intensidad en la cara interna o externa de la rodilla, dependiendo del menisco lesionado. También, se pueden percibir pinchazos y fallos en la estabilidad de la rodilla.
Diagnóstico de patología de menisco
La base del diagnóstico es la exploración de la rodilla. Se valora si hay deformidad de las rodillas, si existe derrame y si la movilidad de la rodilla es completa e igual a la de la otra pierna.
También se emplean pruebas de imagen como la radiografía, la ecografía y la resonancia magnética. La radiología de rodilla no permite visualizar directamente el menisco pero sí permite observar el espacio articular y afectación ósea. Esto dependerá mucho de la edad del paciente y tipo de lesión.
Ante la sospecha de lesión meniscal hay que realizar una resonancia magnética para visualizar los meniscos y determinar el tipo de rotura, si existe luxación del mismo, y si hay derrame asociado.
- Exploración física
- Rx convencional
- Resonancia Magnética
Para los casos de duda se recurre a la artroscopia diagnóstica de la rodilla. La artroscopia utiliza una cámara que se introduce en la articulación por una pequeña incisión, lo que permite observar las estructuras de la rodilla desde dentro e identificar cualquier lesión meniscal.
Tipos de tratamiento de la rotura meniscal
Las lesiones crónicas o degenerativas y algunas de las agudas, no requieren de tratamiento quirúrgico. Basta con realizar un programa de rehabilitación. El objetivo de dicho programa será facilitar la reabsorción del estado inflamatorio; estabilizar la rodilla evitando la atrofia muscular y potenciando el tono de dichos músculos; y, garantizar las condiciones de cicatrización del menisco en caso de que existan.
La cirugía NO SIEMPRE es la mejor opción y será su médico quien lo determine. En casos de rotura meniscales degenerativas el paciente puede hacer vida normal e incluso vida deportiva sin molestias, hay pacientes que con una adecuada recuperación y apoyándose en fisioterapia e incluso en infiltraciones como ÁCIDO HIALURÓNICO O PLASMA RICO EN FACTORES DE CRECIMIENTO llegan a tener una rodilla asintomática durante largos períodos. La gran mayoría de lesiones meniscales que vemos en consulta son degenerativas a partir de los 50 años, con adecuadas medidas mejoran en 2-4 meses y hay que explicarle al paciente que la artroscopia para quitar ese menisco la mayoría de las veces no es la solución y además supone un acercamiento a la artrosis y prótesis preocupante.
Hay también lesiones meniscales que requieren tratamiento quirúrgico. Su especialista le explicará las indicaciones terapeúticas y las perspectivas de su caso. En función del tipo de rotura que se produce en el menisco, la localización y las expectativas futuras, se indican básicamente dos tipos de tratamiento quirúrgico artroscópico: la sutura meniscal y la regularización parcial del menisco (quitar el fragmento lesionado).
El menisco se divide en 3 zonas en función del aporte de sangre: zona roja-roja, zona roja-blanca y zona blanca-blanca. Lo más habitual es que en zonas roja-roja y roja-blanca, intentemos la reparación del menisco con la sutura meniscal, restauramos el menisco sin quitar nada, por lo que si la cirugía es exitosa tendremos un menisco completo. Esto no está extento de complicaciones ya que no todas las suturas “pegan” y la recuperación es bastante más duradera, unos 3-4 meses de media.
Si el menisco no puede ser reparado (zona blanca-blanca), lo más habitual es quitar única y exclusivamente la zona rota del menisco.
Y la pregunta fácil que podemos hacernos es si existe algún sustituto adecuado del menisco. Desde hace años se utilizan como sustitutos meniscales dos vías preferentemente: el trasplante de menisco y las plantillas de colágeno. La revisión de la literatura aporta buenos resultados en el trasplante meniscal, con una disminución del dolor aunque aún hay que avanzar mucho en esta materia para lograr mejores resultados. Es interesante resaltar la ausencia de reacción o rechazo en este tipo de trasplantes por la acelularidad del menisco y las escasas células que viven aisladas por una matriz extracelular, lo que confiere un privilegio inmunitario.Se puede decir que los meniscos son como huellas personales, su forma guarda relación con la forma de las estructuras óseas, de las cargas que soporta y de la manera de cargar y andar, todo esto hace muy difícil encontrar un sustituto adecuado y se sigue investigando al respecto.
Tanto en el caso de opción quirúrgica y conservadora la fisioterapia es crucial.
Posteriormente a una rotura aguda de menisco se debe:
- Hacer reposo 24-48 horas.
- Aplicar frío para desinflamar la articulación y reducir el dolor.
- Realizar un vendaje compresivo.
- Mantener la pierna elevada para facilitar el drenaje del líquido sinovial.
Si se realiza tratamiento quirúrgico, posteriormente la Fisioterapia será necesaria para recuperar la movilidad perdida, volver a establecer el tono muscular y recuperar la estabilidad y la propiocepción de la articulación.
En el caso de optar por el tratamiento conservador, debemos ser conscientes que el menisco no se repara, no se regenera por sí solo. Eso sí, hay muchas personas que realizan vida normal sin presentar ninguna molestia o incluso desconocen que tienen el menisco roto.
El tratamiento de Fisioterapia se debe adecuar a cada paciente y teniendo en cuenta si se le ha intervenido quirúrgicamente, consistirá fundamentalmente en:
- Terapia manual para reducir el dolor.
- Drenaje para evacuar el líquido inflamatorio.
- Técnicas articulares para ganar movimiento.
- Ejercicios para aumentar la fuerza muscular
¿ Tras la artroscopia qué plazos hay que cumplir?
La mayoría de pacientes con evolución satisfactoria y sin complicaciones permanecen ingresados en el hospital menos de 24 horas tras la cirugía. Se hará uso de muletas para apoyo parcial progresivo durante unos días y normalmente a partir de las 4 semanas se hace vida normal en cuanto a andar trayectos cortos y movilidad ( sin esfuerzos ni sobrecarga, sin referirnos a deporte). En el caso de practicarse sutura meniscal su médico puede recomendarle no apoyar durante 3-6 semanas según la localización de la lesión y técnicas realizadas.
Postoperatorio y rehabilitación
El tiempo de recuperación tras una operación de menisco varía en función del tipo de lesión, del tipo de tratamiento y del propio paciente. Aunque en el caso de la operación de menisco por artroscopia de rodilla, el tiempo de recuperación es significativamente menor ya que se trata de una cirugía mínimamente invasiva.
Realizar de forma correcta la rehabilitación indicada por el facultativo, bien en casa o con un fisioterapeuta, resulta determinante para reducir el tiempo de recuperación así como garantizar el éxito de la intervención. También es importante iniciar la rehabilitación lo antes posible para evitar la pérdida de masa muscular en la pierna, favorecer el riego sanguíneo hacia la articulación y fortalecer la rodilla.
Si la rehabilitación se realiza de forma correcta y con la periodicidad e intensidad adecuadas, por lo general el paciente recuperará el uso funcional completo de la articulación entre las 3 semanas (resección parcial) y los 3-4 meses (sutura meniscal) después de la intervención. El tiempo de recuperación aproximado para volver a practicar deporte varía entre 2 y 5 meses.